Fuimos invitadas por una amiga que cumplía años, el lugar como bien lo dicen está totalmente oscuro e iluminado por velas que provienen de las mesas, la luz es tenue, muy.
Fuimos al patio exterior, está muy lindo ambientado, (a mi gusto las plantas que colgaban secas podrían cortarse y mantenerlo un poquito más bonito) y lo digo por qué justo nos sentamos debajo de las plantas en dónde como buena amante de la jardinera observé el poco arreglo que tienen, en fin ... detalles.
La coctelería es muy buena probamos varios tragos, y se pidieron dos tablas para compartir éramos 6 y se pidió tabla de fiambres, tabla de quesos y baos , todo muy bueno, también en opinión personal y por tratarse de un bar prestigioso y tan bien calificado prefiero que me sirvan en vajilla y no en baldosa, es una cuestión de gustos.
Permanentemente los camareros sirviendo agua, para acompañar los tragos, se demoraban un poco en traerlos pero estaban muy bien logrados.
Todo estuvo bien, el final con las trufas de chocolate y gin, coronaron la noche.
Volvería sin dudas.
Casi todos tragos son maravillosos y super elaborados, el gusto balanceado. El servicio de primera, excelente desde el principio hasta la salida. Todo super limpio y bello.
El hielo seleccionado para algunos tragos, no es ideal:rolitos para un trago con precio promedio de 4500... Eh no
El ambiente es super, medio oscuro en la parte de los escalones de la sañida, un toque inseguro si la pifias te podes lastimar.
Una buena experiencia.
Me encantó la atmósfera de este lugar! Detrás de una discreta fachada, se esconde un bar con un estilo ecléctico que recuerda a los antiguos clubes de exploradores y cazadores del siglo XIX. El menú de cócteles es amplio y variado, con los clásicos por un lado y las novedades por otro. El servicio en la barra con Flor, Fernando y Emiliano fue impecable todas las veces que visité Verne. No probé la comida, recomiendo ir temprano o hacer una reservación.
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